Paula inaugura exposición de arte neofigurativa en un museo de reconocido prestigio. Los críticos dicen de ella que es "un portento de futuro". Quizás estamos ante la próxima Jenny Holzer. Dos hombres, en el museo, cruzan las miradas mientras contemplan uno de sus cuadros: una vagina gigante con motivos bucólicos y abstractos llena de significados ocultos por descubrir. Uno de los hombres tiene la huella dactilar de un tal Jesús. El otro es el padre del artista, Paula. A medida que avanza la relación de estos dos desconocidos, pronto descubrimos que las intenciones de uno de ellos son realmente fatalistas, ya que lleva una bomba pegada al cuerpo y se encuentra dispuesto a "reventar todo" de un momento a otro.

A partir de esta rocambolesca situación, Hipocondriart reflexiona en torno al individualismo vigente y cómo el arte nos enfrenta permanentemente con la realidad, siendo
herramienta de espejo donde uno puede llegar a verse reflejado a sí mismo y a su tiempo. La obra se presenta entonces como una radiografía de nuestro tiempo, un escáner de nuestro "ahora" más emocional. Vivimos una época en la que parece que no somos capaces de empatizar con el otro, de escucharnos, de entendernos.

El texto, de irreverente carácter tragicómico, se debate en una balanza entre la interpretación catastrófica casi misántropa hacia el individuo contemporáneo y el legado del arte como punto de inflexión y reflexión.

Sólo si somos conscientes de nuestro tiempo perdido, seremos capaces de invertir en el tiempo que está por venir.

Texto ganadopr del IV Torneo de dramaturgia valenciana (2020).

Ficha artística y técnica:

Text i direcció escènica Borja López Collado
Intèrprets Carles Sanjaime, Bruno Tamarit, Gloria Román
Disseny d’espai escènic i disseny de llums Ximo Rojo
Disseny de vestuari María Almudéver
Disseny Gràfic Sofía Zaragoza
Fotografia i Vídeo Raúl Piles
Comunicació i premsa Mar Sanjuán

Diseñado y desarrollado por Eclectick