Kassandra

Kassandra es la obra más representada de Sergio Blanco en el mundo. Con 23 producciones en casi tantos otros países, Kassandra se ha establecido como un personaje universal, contando su propia historia a través de sus migraciones planetarias. Así como Kassandra es una emigrante, la obra Kassandra es su testimonio escrito, depositado como un equipaje frente a aquellos que vienen a escucharla en teatros de todo el mundo. Un monólogo que mezcla pasado y presente en un tiempo común.

A través de un inglés precario, Kassandra, una trabajadora sexual emigrante, comparte con la audiencia las vertientes más trágicas de la existencia, desde ser una princesa secuestrada convertida en prostituta, hasta enfrentarse a la discriminación de género en transformarse de hombre a mujer. Lo que entendemos, en primer lugar, es su figura, la Cassandra de la mitología, condenada por Apolo a no ser creída a pesar de su don de la profecía, burlada por sus contemporáneos y presentada como loca por la tradición griega. Pero todo es mentira.

Hoy, Kassandra está en el escenario, ahí, delante de nosotros, para dejar las cosas claras. Su verdad. Víctima de todas las guerras pasadas y presentes, una princesa secuestrada convertida en prostituta por necesidad, una emigrante que sobrevive vendiendo su cuerpo y cigarrillos. Un chico que se convirtió en una chica con gran pesar de su familia real. En el poco tiempo que se le da en el escenario y en la Tierra, Kassandra no tiene otra razón para existir que la de contar su viaje desde la Troya histórica hasta nuestras ciudades contemporáneas.

Sin embargo, ninguna tristeza la angustia, ningún arrepentimiento. Ni sus desgracias, ni su destino, aunque ella sepa que es fatal. Nada merma su fe en la idea de que mañana será mejor que hoy.