Entrevista

Joan Peris: "Para contar historias en valenciano no hace falta pasar por la Albufera"

El director de 'El malfet d'Inishmaan' desgrana el espectáculo con el que la Companyia Teatre Micalet conmemora su 25 aniversario con representaciones del 4 al 28 de febrero

Con el objetivo de celebrar su 25 aniversario, la Companyia Teatre Micalet apostó el año pasado fuerte por un texto del director angloirlandés Martin McDonagh. La pandemia lo desbarató todo y sólo se pudieron hacer cinco representaciones dentro del año de la conmemoración. Ahora llega el auténbtico estreno de 'El malfet d'Inishmaan', la 34ª producción de la compañía en este cuarto de siglo de vida. El director de la obra y uno de los impulsores (y co-director) de la compañía, Joan Peris, nos lo cuenta en esta entrevista.

Este 'Malfet' se ha hecho esperar más de la cuenta...

Realmente era para celebrar en mayo los 25 años de la compañía, pero justo cuando nos encontrábamos en la primera semana de ensayos, vino el confinamiento. Fue empezar a ensayar y tener que parar.

Bueno, pero ahora ya 'va de bo'...

Pese a tener que parar, decidimos retomar la intención de estrenar dentro del año 2020, que era el del 25 aniversario, aunque fuera durante una semana, y es así como ya en el mes de noviembre se realizaron cinco días de representación. Ahora sube de nuevo el escenario y es una obra que tiene muy buena pinta.

Por?

Hay un trabajo magnífico de los actores. Sus personajes están muy trabajados, muy dibujados. En esta ocasión he cambiado un poco de proceder: normalmente, enhebro las obras preparando las escenas, los actores, ... y luego ya trabajo más en profundidad los personajes. En El Malfet d'Inishmaan, en cambio, lo he hecho al revés, empezando primero por ver cómo interpretamos estos personajes, y una vez teníamos eso, empezamos a montar todo lo demás. Aquí del trabajo actoral ha salido todo lo demás.

¿Por qué una obra de Martin McDonagh?

A mí es un autor que me encanta. Es muy bestia, animal si quieres, pero todo tiene un sentido y una obra suya siempre te deja tocado. Es como una especie de Tarantino del teatro.

Y por qué esta obra en concreto?

Después de El Jardí dels cirerers, que fue una obra fantástica, un top, inicialmente habíamos pensado hacer un Molière o una comedia para los 25 años, y seguir apostando siempre por un trabajo de actores. McDonagh tiene una obra, La reina de la belleza, que me parece muy buena, pero es para un reparto reducido, y tratándose del aniversario considerábamos que teníamos que subir al escenario al mayor número posible de personas de la compañía. Yo tenía entre manos varios textos de McDonagh, pero finalmente nos decantamos por El Malfet d'Inishmaan, un montaje que se hizo hace unos años y del que Teresa Lozano nos pasó el texto.

Y cómo adaptar una comedia negra británica al valenciano?

Para hacer humor o contar una historia en valenciano no es necesario pasar por la Albufera. El teatro es contar historias y éstas las puede entender todo el mundo. Los valencianos, por ejemplo, tenemos un humor y una manera de entender las cosas, pero cuando más cosas vemos más cultos nos hacemos; crece nuestro intelecto. En el caso del Malfet, todos entendemos qué significa vivir encerrado en una comunidad pequeña, y cómo sentimos por dentro ese cierre, esa soledad. Y para ello no hay que ir a Irlanda. Es igual en la isla de Inishmann que en Massalfassar. Esto lo entendemos todos, y sobre todo los sentimientos.

Aún más con la globalización, pero en realidad esto ha pasado siempre: Shakespeare escribía en Londres y los Capuleto eran de Italia, y nadie se extrañaba.

¿Cuál es esa historia universal del Malfet?

El Malfet es un personaje maravilloso. Es el excluido, el marginado, de un pequeño pueblo en la isla de Innishmaan. Tiene una deformación y le maltratan de normal. Cuando de repente se entera de que van a rodar una película en la isla, para él es la manera de romper, de salir de ese pueblo, de obtener la libertad.

¿A qué público va dirigida?

Básicamente a toda la gente que le guste el teatro. Evidentemente no es un infantil, pero más allá de eso puede encajar con cualquier tipo de público. Encima del escenario encontraremos personajes con los que nos identificamos, con gente que todos conocemos en nuestros pueblos.

¿Qué puede esperar el público?

La gente se reirá mucho, además de salir llorando. Es una de esas obras que tocan. Además, yo destacaría por encima de todo el gran trabajo de los actores, así como el fantástico equipo de dirección y de creación, que da como resultado que todo el espectáculo está envuelto de una estética muy bonita.

No hay más remedio que lidiar con el virus, no?

Pasamos tiempos de angustia. Nadie sabe qué pasará en cuestión de semanas. De momento, tenemos los teatros al 50% de aforo y sería una pena que este espectáculo se pueda perder de nuevo. Esperamos que no sea así, porque precisamente cuando se entra en un teatro es como si no hubiera pasado nada de esto. Es como un espacio aparte de la pandemia. En el teatro, aunque sea con mascarilla, la gente ríe, disfruta,... se olvida del virus. Y además nos culturiza y nos educa.

Foto de TEA3, autor del artículo

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