Entrevista

Jesús Cimarro: "Con el Estatuto del Artista se ha dado un paso importante, pero hace falta más"

ENTREVISTA AL PRESIDENTE DE FAETEDA

El marco laboral que rige las relaciones en el sector de las artes escénicas tiene, en el Estatuto del Artista, una oportunidad de mejora. Desde que se constituyó en septiembre de 2021 la mesa interministerial y empezaron las reuniones entre la administración central y las asociaciones y federaciones del mundo de la cultura, se han ido dando pasos consensuados para mejorar las condiciones de trabajo de los profesionales. El último, y quizás el más llamativo, el de la aprobación de una prestación por desempleo adaptada a las carácter intermitente del empleo en el sector. También, la compatibilidad de la pensión de jubilación con rendimientos por actividades artísticas y la cuota de 161 euros mensuales para autónomos con ingresos de hasta 3.000 euros anuales. Pero aún queda camino por andar. 

El presidente de la Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza (FAETEDA), Jesús Cimarro, analiza en esta entrevista los avances realizados y las asignaturas pendientes para acabar de perfilar el Estatuto del Artista que reclama el sector de la cultura.

¿Cómo se entiende que, cerca ya de cumplir el primer cuarto del siglo XXI aún se esté hablando de crear un marco laboral para un sector de la importancia de la cultura?

Es un sector en el que, sobre todo desde la parte política y también desde la propia profesión, no se tomaba como sector importante de la economía, a pesar de que la industria cultural genera 720.000 puestos de trabajo anuales y unos ingresos de 42.000 millones de euros al Estado.

A todo eso hay que darle una estructura legal, y hay que recordar que la reforma laboral se había olvidado del artista. Ahora, con el estatuto se trata de tener una relación laboral acorde a las características de un sector que es atípico, con una serie de características propias.

No sólo es una cuestión laboral. También social, desde el punto de vista de que son más de 700.000 personas y sus familias las que viven de él…

SÍ, y de ellas, unas 300.000 de las artes escénicas o en vivo.

El último acuerdo ya materializado en enero mediante Real Decreto impulsa una reivindicación histórica como es la prestación por desempleo adaptada a la intermitencia del mercado laboral en el sector de la cultura…

Sí, se ha dado un paso importante. De las más de 70 recomendaciones aprobadas por el Congreso de los Diputados [año 2018, con el apoyo de todos los partidos políticos], se están llevando a cabo poco a poco. No es fácil poner de acuerdo a todos, y el legislador tiene un ritmo distinto al de la sociedad, pero se están dando grandes pasos. Hay que recalcar el importante trabajo que se está haciendo por las asociaciones y federaciones, tras una pandemia que ha unido al sector para trabajar al unísono en cuestiones que le son fundamentales.

En todo caso… ¿aquí se acaba el Estatuto del Artista?

No. Quedan muchísimas cosas pendientes.  Por ejemplo, abordar un asunto como la fiscalidad. Los incentivos fiscales para las empresas de artes escénicas. Facilitar que la iniciativa privada aporte recursos económicos a las artes escénicas y en vivo.

En este capítulo, es muy importante que los trabajadores del sector puedan hacer cotizaciones cada dos o tres años. Debido a la intermitencia propia de su trabajo, cotizar año a año implica una fiscalidad muy injusta, ya que a menudo unos años apenas tienen trabajo y otros, mucho.

Otra reivindicación es la rebaja del IVA cultural. Con la salvedad de Madrid y Barcelona, las administraciones son los grandes contratadores de compañías. Y en sus presupuestos tienen incluido el IVA al 21%. Si se bajara al 10%, podrían disponer de un 11% más para programar, con el mismo presupuesto.

Pero bajaría la recaudación tributaria…

En realidad, dejarían de recaudar, pero momentáneamente. Si contratan un 11% más, se genera empleo y hay trabajadores que cotizan, se les hacen retenciones del IRPF y, además, generan IVA. Lo que pretendemos es que se den las condiciones para trabajar de forma lógica.

Por otra parte, hay que revisar la ley de Contratos Públicos, para adaptarla a la realidad del mundo de la cultura. A las empresas del sector, nos contratan como si fuéramos constructoras, y eso no tiene lógica ninguna.

Foto de Sergi García, autor del artículo

Sergi García

Periodista

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